Las vitaminas y minerales son absolutamente esenciales para garantizar un embarazo saludable, tanto para la mamá como para el bebé.
La salud de la madre está íntimamente ligada con la salud del bebé. Durante 40 semanas, los nutrientes disponibles en el cuerpo de la mamá serán transferidos al bebé, en la mayoría de los casos en altas dosis. Una suplementación prenatal beneficiará a ambos durante y después del periodo gestacional. Además de nutrir al bebé, el Omega-3 y las vitaminas serán fundamentales durante el nacimiento, un momento especial donde la mamá necesitará energía y vitalidad.
PARA EL
BEBÉ
Cada nutriente desempeña una función específica en su crecimiento y desarrollo. Más allá de ayudar en su evolución física y cognitiva, las vitaminas y minerales fortalecerán su sistema inmune, aumentando la resistencia a infecciones y disminuyendo el riesgo de enfermedades a lo largo de su vida.
PARA EL
BEBÉ
Cada nutriente desempeña una función específica en su crecimiento y desarrollo. Más allá de ayudar en su evolución física y cognitiva, las vitaminas y minerales fortalecerán su sistema inmune, aumentando la resistencia a infecciones y disminuyendo el riesgo de enfermedades a lo largo de su vida.
Vitaminas
Disminuye el riesgo de preeclampsia.
Importante para la cascada de coagulación sanguínea.
Necesaria para la rápida división de las células del feto durante su desarrollo.
Durante el embarazo, la vitamina E es un importante antioxidante y ayuda a defender las células.
En el desarrollo del bebé, participa de la formación del corazón, ojos, oídos y miembros. Para la salud materna, contribuye en el aumento de resistencia a infecciones, mejora la inmunidad y reduce el riesgo de mortalidad.
Previene la preeclampsia, diabetes gestacional, raquitismo, nacimiento prematuro, autismo y otros trastornos de desarrollo.
El ácido fólico (vitamina B9) ayuda a formar el tubo neural del bebé. Es tan importante, que los médicos lo prescriben en la etapa de preconcepción.
Las vitaminas del complejo B tienen funciones complementarias entre sí, se necesitan unas a otras para realizar correctamente su trabajo en el organismo.
Minerales
El calcio ayuda en la construcción de los huesos del bebé y previene la pérdida ósea de la mamá.
El magnesio contribuye en el tratamiento o prevención de la preeclampsia, la parálisis cerebral en caso de un parto prematuro, y la diabetes gestacional, entre otros beneficios.
El cromo ayuda a mantener la concentración de glucosa en la sangre, evitando la diabetes gestacional.
El hierro ayuda en el transporte del oxígeno a las células del cuerpo y en el mantenimiento de un sistema inmunológico saludable.
El yodo es extremadamente importante para la biosíntesis de las hormonas tiroideas T3 y T4, importantes en el crecimiento y desarrollo de los órganos, principalmente del cerebro embrionario.
El selenio protege del riesgo de una disfunción del sistema nervioso (cerebral y conductual) durante el desarrollo del feto. También protege del riesgo de preclampsia, nacimiento prematuro, aborto espontáneo, colestasis, diabetes gestacional y disfunción tiroidea.
El zinc es responsable del funcionamiento del sistema inmune, además de regular el desarrollo cerebral.
Se encarga del desarrollo cerebral, en especial del área que regula la memoria y la atención antes y después del nacimiento.
El molibdeno desempeña un papel en la síntesis de glóbulos rojos, ayudando en el tratamiento de la anemia.
Omega-3 para la construcción del cerebro del bebé
Un estudio publicado en la revista Pediatrics concluyó que la ingesta materna de Omega-3 durante el embarazo y la lactancia, aumenta el coeficiente intelectual de los niños a los 4 años de edad.
Un estudio publicado en la revista Pediatrics concluyó que la ingesta materna de Omega-3 durante el embarazo y la lactancia, aumenta el coeficiente intelectual de los niños a los 4 años de edad.
EL CEREBRO HUMANO ESTA CUMPUESTO POR CASI
60% DE GRASA
La grasa es importante para la formación de la membrana externa de las células cerebrales, además, permite un intercambio rápido y más eficaz de “mensajes” entre las células nerviosas. En el momento de mayor desarrollo de la masa estructural del cerebro del bebé -es decir, durante el 2º trimestre y, principalmente, en el 3º trimestre del embarazo, prolongándose hasta la lactancia-, la ingesta de una cantidad óptima de omega-3 por parte de la madre puede repercutir positivamente en la vida su hijo/a.
Beneficios comprobados de tomar Omega-3 en el embarazo
Los hijos de madres que se suplementan con omega-3, muestran un mejor procesamiento mental, aprendizaje, memoria, desarrollo psicomotor, y coordinación visual-manual, así como una prevención del déficit de atención.
Un efecto positivo en la visión del niño. El DHA es una de las principales grasas estructurales en la retina del ojo, siendo responsable por hasta el 60% del total de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA).
Niveles adecuados de DHA en la dieta son cruciales para crear resistencia neuronal a largo plazo, también para un rendimiento cerebral óptimo y como ayuda en la defensa contra enfermedades neurológicas.
Mejor salud gestacional y en el parto. Mejor crecimiento y desarrollo de los bebés.
Mayor adaptación al estrés durante el embarazo, y prevención de la depresión perinatal.
Los hijos de madres que se suplementan con omega-3, muestran un mejor procesamiento mental, aprendizaje, memoria, desarrollo psicomotor, y coordinación visual-manual, así como una prevención del déficit de atención.
Un efecto positivo en la visión del niño. El DHA es una de las principales grasas estructurales en la retina del ojo, siendo responsable por hasta el 60% del total de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA).
Niveles adecuados de DHA en la dieta son cruciales para crear resistencia neuronal a largo plazo, también para un rendimiento cerebral óptimo y como ayuda en la defensa contra enfermedades neurológicas.
Mejor salud gestacional y en el parto. Mejor crecimiento y desarrollo de los bebés.
Mayor adaptación al estrés durante el embarazo, y prevención de la depresión perinatal.
Suplementación de DHA
en la prevención de la depresión posparto
La grasa DHA es uno de los componentes del omega-3. Es una grasa esencial y un componente clave de la membrana de las células cerebrales; es transferida de la madre al feto en altas cantidades. Esta transferencia es crucial para la óptima salud cerebral, ocular, inmunológica y para el desarrollo del sistema nervioso del bebé. Sin embargo, por ser un nutriente de alta demanda por el feto, la madre puede presentar carencia, lo que puede traer consecuencias como depresión posparto y otros problemas asociados a su deficiencia. Una suplementación con DHA durante el embarazo además de proteger, trae muchos beneficios para la madre y el bebé.